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sábado, 6 de septiembre de 2014

LITIO EN LETRAS 150mg

Hay momentos en los que atravesamos por situaciones en las que a simple vista no encontramos salidas y nos abrumamos, nos desvanecemos poco a poco, quedando reducidos a una pequeña porción de nosotros mismos.
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos conocido el significado real de la palabra "dolor", tan real y fuerte que nos duele el centro del pecho, nuestra alma. Y pudiésemos pensar de manera equivocada que esa situación nos acerca a nuestro final.
Una serie de eventos desafortunados pudieran hacernos cometer las mayores estupideces humanas, de las que no quisiera siquiera hacer mención.
Pero por muy hondo que sea el hueco en el que te encuentres, siempre hay una manera de salir de él.


Quiero compartir con ustedes "LITIO EN LETRAS 150 mg" de Julio Emilio González Rosas. Un libro profundamente sincero, rico en contenido y fácil de digerir. Es un verdadero honor publicar este manual de 20 cápsulas de liberación prolongada en el que Julio Emilio habla completamente despojado de todo, y muestra desde su propia experiencia cruda e impresionante, cómo hasta del peor sueño siempre tenemos la posibilidad de despertarnos.
Cada letra que Julio Emilio imprime en "LITIO EN LETRAS 150 mg" es una enseñanza de vida, una muestra gratis del gran valor que tenemos como individuos y que pese a las dificultades inevitables que se presentan a lo largo de nuestras vidas, siempre tendremos muchas razones por las cuales seguir adelante.
Solamente puedo decir ¡Bravo Julio! Gracias por hacer de tu propio experimento, la dosis que muchos pudieran necesitar.

Aprovecho para también compartir sus cuentas en Twitter @litioenletras @julioemiliog



Para leer "LITIO EN LETRAS 150 mg" en digital accede al siguiente link:





domingo, 17 de agosto de 2014

34 IDEAS DE QUIÉN SOY


Mi mente ha estado siempre en constante invasión.
Mi esperanza ha decaído pero aún sigue viva.
Mi espacio se vuelve día a día más amplio.
Mi inteligencia ha sido abrumada muchas veces.
Mis recuerdos son imborrables aunque poco hable de ellos.
Mi elección no siempre ha sido acertada.
Mis ideales son inquebrantables.
Mi voz no la calla nadie.
Mis límites poco a poco se han extendido.
Mi evolución ha sido descontrolada.
Mi carácter se ha ido recuperando.
Mi vulnerabilidad ha sido aprovechada.
Mis equivocaciones las he sabido reconocer.
Mi memoria muy poco me ha fallado.
Mis miedos están siendo vencidos.
Mi rabia ha sido silenciada.
Mis secretos los he ido develando uno a uno.
Mi propuesta ha sido ignorada varias veces.
Mi inconformidad se ha ido acostumbrando.
Mis celos los he ido controlando.
Mi cuerpo ha aceptado que los años son implacables.

Mis ojos has permanecido vigilantes.
Mi sonrisa es cada vez más sincera.
Mis sueños son más grandes de lo que mi lado terrenal hubiese querido.
Mi aprendizaje nunca será suficiente.
Mi espiritualidad está en constante búsqueda.
Mi generosidad no conoce los límites.
Mi bondad a veces me ha hecho malas jugadas.
Mi corazón ha estado roto varias veces pero sabe sanar rápido.
Mi confianza no permite traiciones.
Mi intimidad no necesito compartirla.
Mi ego ha sido alimentado más de lo que necesita.
Mis pasos cada vez los doy más firmes.
Mi vida ha tenido experiencias inigualables y aún es mucho lo que le queda por vivir.




sábado, 28 de junio de 2014

SOMBRAS

Siempre traté de ser esa persona que fuera indispensable en la vida de alguien, y creía que era natural que hubiera una absoluta dependencia entre ambos. No me daba cuenta del tiempo que estaba perdiendo intentando tener una relación perfecta a través de utopías.
Más fueron las situaciones imaginarias que la misma realidad lo que me hacía continuar, ofreciéndoles más de lo que mi corazón dictaba. Siempre estaba dispuesto a entregarlo todo a cambio de nada. Y aún así fui sentenciado la mayoría de las veces. Sentencias que nunca terminé de comprender.
Mientras más daba, más me exigían.
Nunca me detuve el tiempo suficiente para pensar acerca de qué era lo que realmente quería para mí, más allá de la búsqueda de sentirme amado por alguien más. Muchas veces fui egoísta conmigo mismo.
Y así fue como poco a poco me convertí en acumulador de sombras, manteniéndolas como una carga durante todos estos años. Una a una fui sosteniéndolas y me han estado acompañando en cada paso que he dado, nublando mi vista ante los pequeños detalles que realmente han merecido la pena.
Siempre quise ser ese hombre que dejara una huella imborrable en esas personas que hoy forman parte de mi pasado. Ese afán innecesario de volverme inolvidable, quizás para no sentir que lo había perdido todo. Lo cierto es que la historia nunca deja de escribirse pero sí cambia de capítulos.
Nunca fue suficiente para mí lo que recibía pero aún así prefería mantenerme en silencio tratando de buscar la manera de que todo funcionara y que ambos ganáramos.
Nunca fui lo suficientemente valiente para tomar el control de ese vehículo que nos dirigía directo al abismo. Simplemente caíamos pero yo permanecía petrificado esperando el golpe final.
Y cada golpe, cada final era una sombra nueva que iba acumulando, haciendo que la carga cada vez fuera más pesada al punto de no dejarme avanzar.
Han sido varios los intentos que he hecho de dar en el blanco, pero es hasta hoy que me doy cuenta que el blanco no estaba en ninguna de esas sombras, ni en nadie más que en mí mismo. Esa sensación de no saber a dónde apuntar me mantuvo abrumado llevándome al abismo una vez tras otra.
Hoy me detuve finalmente, y me di cuenta de lo que realmente hay frente al espejo y de todo lo mucho que tengo por ofrecer, no sin antes alimentarme a mí mismo.
Hoy me libero por completo de esas sombras que ya no tienen ningún sentido en mi vida.
Hoy me despido de esas sombras que me han acompañado durante todos estos años sin que me aportaran nada más.
Hoy esas sombras quedaron atrás.
Hoy simplemente comienzo a caminar nuevamente liberado de esa carga



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lunes, 19 de mayo de 2014

INTENTO

La vida me ha llevado por caminos muy diferentes de los que creí  que iba a transitar. Definitivamente no era lo que esperaba para mí.

Todos los días intento continuar evitando verme afectado por situaciones con las cuales no me siento a gusto.

Y mientras más intento, más aprendo. Y mientras más intento continuar, más veo a mi alrededor sombras que intentan frenar mi rumbo.

Mi corazón ha sido lastimado muchas veces por personas que seguramente no querían hacerlo, pero ¿Debo seguir soportando verme como víctima cuando en ocasiones prefiero ser el victimario? No quiero pensar que nada de esto ha merecido la pena. Tantas oportunidades dadas deben servir para algo.

Más de una vez he bajado la guardia aguantando una y otra vez una bofetada, creyéndome más fuerte que esas personas que me han golpeado diciendo que su amor hacia mí es incondicional.

Y mientras más resisto, más me vengo a abajo. Y mientras más me hundo, más intento salir a flote.

La vida me está mostrando un nuevo camino. Uno en el que debo despedir a esas sombras que me han estado acompañando a lo largo de mis años. Es un nuevo camino por el cual estoy seguro que debo transitar.

Y sé que debo seguir intentando continuar evitando afectarme por esas situaciones que no me traen nada positivo en mi vida. No merezco seguir atravesando ese otro camino que no me lleva a ningún sitio.

Y mientras más camino, más seguro estoy de que debo cambiar mi rumbo. Y mientras más observo todo a mi alrededor, más es lo que debo seguir intentando moverme.

Mi corazón ha sido resistente todo este tiempo y no es la primera vez que ha logrado recuperarse de heridas profundas. He decidido dejar de sentirme víctima de esos ataques injustos. Y todo esto valdrá la pena porque me ayudará a tomar el camino correcto.

Desde hoy mantendré la guardia en alto y no le volveré a poner la otra mejilla a esas personas que no necesitan una razón para lastimarme, aun y cuando me han jurado no querer hacerme daño.

Y mientras más pienso, más decidido estoy. Y mientras más me cuesta salir de esta oscuridad, más lo intento.

lunes, 28 de abril de 2014

ADIÓS

Lo hecho, hecho está. Ya no hace falta continuar con esta guerra absurda. Está claro que esta conversación ha sido completamente estéril porque al final no llegaremos a ninguna otra solución que a la de decir adiós.

Dices que no pretendes obligarme a estar contigo, pero es que en este momento no tienes la autoridad para obligarme a nada, mucho menos a mantenerme a tu lado. Hoy soy yo quien no quiere estar, hoy soy yo quien se siente plenamente insatisfecho y necesito cerrar de una vez este ciclo. Sí, hoy finalmente te digo adiós.

Muchas cosas se rompieron tras tu infidelidad y el perdón solo lo tiene Dios en sus manos. Podría estar siendo absurdamente orgulloso pero sencillamente no tengo la capacidad humana de pasar la página tan rápido. Y la verdad es que no quiero pasar esa página, quiero es cerrar tu libro.


Hoy me he dedicado a pensar qué tan difícil sería continuar sin ti y la única conclusión a la que he llegado es a que será más sencillo de lo que pensaba hace unos días, al fin y al cabo has estado ausente desde hace mucho y ya me acostumbré a eso.

Decir adiós ha sido una de las palabras que más me ha costado decir siempre. Es corta pero definitiva. Es tan fría que congela mis huesos cuando he tenido que pronunciarla. Es fuerte y decidida.

Este adiós marca el final de nuestra historia, pero presume el inicio de un nuevo camino, aunque solo y desconocido. Y no lo niego, decirte adiós me ha causado miedo. Miedo a eso que aún no sé que vendrá. Miedo a que algún día me arrepienta por haberte dejado atrás. Miedo a darme cuenta de que en realidad no te quería decir a adiós.

No sirvió para nada haber perdido nuestro tiempo y nuestro aliento en tratar de llevar a flote este barco que ya llevaba rato hundido.

Hoy estoy decidido , firme en que dejarte es la mejor opción porque no se puede estar con alguien sin querer estar, porque no se puede estar con alguien después de tantas mentiras, después de un engaño tan evidente y descarado. Porque no se puede estar por estar. Se trata de amor propio.

Es tiempo de detenerme un segundo, y plantearme retomar todo aquello que dejé a un lado mientras estuve contigo. Es tiempo de asumir que de ahora en adelante todos mis proyectos no tendrán tu nombre. Que este vuelo lo tendré con el asiento de al lado vacío, y que desde ahora formas parte de mi pasado y rara vez suelo mirar hacia atrás.

Y sé que algún día abrirás tus ojos y te darás cuenta de todo lo que perdiste, pero para ese momento ya va a ser demasiado tarde. Ya yo no estaré ahí.





lunes, 26 de agosto de 2013

NO ES LO QUE DICES SINO CÓMO LO DICES

¿Desde cuándo has querido comenzar esta batalla? Parece que quieres que tus palabras sean mucho más hirientes que tus propias intenciones. Quiero creer que esto no se trata de una declaración de guerra porque será un combate en el que yo no querré participar.
¿Son tus palabras el reflejo de tus sentimientos? ¿Se trata todo esto de demostrar hasta qué punto puedes llegar? ¿Es más fuerte un orgullo innecesario y absurdo que darte cuenta que no merece la pena todo este escenario que se está creando? Si de algo estoy completamente seguro en todo esto, es que precisamente una guerra es lo que no quiero. No quiero ser partícipe de un enfrentamiento en contra de alguien a quien he querido por tanto tiempo, de alguien a quien le debo mucho.
Una vez más el tono de tus palabras se salió de control y puedo optar por pensar que una vez más dijiste algo que en realidad no querías decir. Culpemos a la euforia del momento, a las emociones precipitadas, a los cambios de humor tan frecuentes últimamente. Pero ya es tiempo de asumir responsabilidades y de apagar este fuego. Es tiempo de aceptar que no es lo que dices sino cómo lo dices. Es tiempo de aprender aquello a lo que llaman auto control. Yo por mi parte lo he estado aplicando desde hace un tiempo, por ti, por mí, por los demás, porque no ganamos nada haciéndonos daño, al final lo único que queda de todo esto solo son cicatrices.
¿Desde cuándo hemos querido que finalice esta batalla? No tengo la menor duda de que muchas veces nuestras intenciones han sido traicionadas por nuestras palabras. Quiero creer que ambos mostraremos una bandera blanca y que estaremos de acuerdo con una declaración de paz.
¿Son estas palabras el reflejo del compromiso que ambos tenemos por lograr el equilibrio que necesitamos? Si tengo que ser yo quien de el primer paso, juro que estoy dispuesto a dar por lo menos cien. 


lunes, 19 de agosto de 2013

UNA HOJA

Una hoja, una simple hoja me mostró la fragilidad de la vida. De cómo un día somos parte del follaje de un árbol y luego, sin previo aviso, nos desprendemos de él y caemos al suelo.

Una serie de eventos ocurridos recientemente me han hecho pensar acerca de la vida una y otra vez, de lo impredecible que es, de lo incierta, lo extraña, pero al mismo tiempo de lo perfecta que es, de lo divertida y lo completa.

Una hoja es lo que somos, así nos veo, individuales pero parte de un todo. Algunos verdes, otros con manchas, otros con cicatrices y otros de formas y colores que se escapan de lo común. Cada uno único, con identidad, con una personalidad particular y con una misión en este gran árbol al que llamamos vida.

Sabemos que nuestro tiempo aquí no será eterno, que desde el día en que fuimos concebidos nuestra cuenta regresiva comenzó a dar marcha, que tenemos un momento por decreto pero que algún día, lejano o cercano, nos tocará partir, cuando cambie de estación y nos desprendamos del árbol del cual estaremos sujetados todo ese tiempo.

Muchas veces no entendemos las razones del por qué unos se marchan tan pronto. Cuestionamos los motivos por los cuales a esas personas les tocó partir y preferimos asumirlo como injusticias de la vida. Personalmente prefiero creer, y así lo he hecho, que no se trata de falta de justicia divina sino de un proceso natural que a todos tarde o temprano nos tocará.

Una hoja en el suelo me mostró que a pesar de que nosotros queremos mantener nuestro árbol con el mismo frondoso follaje con el que comenzamos a pertenecer a él, tienen que desprenderse muchas a lo largo del tiempo. Es algo que debe suceder. Y es que para que puedan crecer nuevas hojas, otras deben caer primero, y nosotros no tenemos el poder de decidir cuáles deben caer y cuáles no. Eso es algo que se le tiene que dejar a la vida misma.

No cabe la menor duda de que despedirse de aquellos a quienes les ha tocado partir suele ser un proceso doloroso pero hay que aprender a decir adiós, mencionar su nombre con orgullo, completar algo que le haya faltado por hacer y recordar a esa persona con la misma importancia que tenía cuando se mantenía con vida. Y esperar que el hielo se haya secado las veces que sea necesario para que llegue a existir algún recuentro.

Una simple hoja me demostró que ella fue parte de ese árbol y que después de haberse caído aún dejó su marca en ese árbol al cual estaba aferrada. Esa marca nunca se borrará.

La vida, con su extrañeza y su perfección puede ser corta pero interesante para algunos, puede ser larga y sabia para otros, lo que nunca podrá ser es carente de sentido porque es mucho lo que nos ofrece, con lo bueno y con lo malo. Lo realmente importante es saber disfrutarla, admirarla y sobre todo vivirla.

Una hoja a veces es mucho más que una simple hoja...