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lunes, 26 de agosto de 2013

NO ES LO QUE DICES SINO CÓMO LO DICES

¿Desde cuándo has querido comenzar esta batalla? Parece que quieres que tus palabras sean mucho más hirientes que tus propias intenciones. Quiero creer que esto no se trata de una declaración de guerra porque será un combate en el que yo no querré participar.
¿Son tus palabras el reflejo de tus sentimientos? ¿Se trata todo esto de demostrar hasta qué punto puedes llegar? ¿Es más fuerte un orgullo innecesario y absurdo que darte cuenta que no merece la pena todo este escenario que se está creando? Si de algo estoy completamente seguro en todo esto, es que precisamente una guerra es lo que no quiero. No quiero ser partícipe de un enfrentamiento en contra de alguien a quien he querido por tanto tiempo, de alguien a quien le debo mucho.
Una vez más el tono de tus palabras se salió de control y puedo optar por pensar que una vez más dijiste algo que en realidad no querías decir. Culpemos a la euforia del momento, a las emociones precipitadas, a los cambios de humor tan frecuentes últimamente. Pero ya es tiempo de asumir responsabilidades y de apagar este fuego. Es tiempo de aceptar que no es lo que dices sino cómo lo dices. Es tiempo de aprender aquello a lo que llaman auto control. Yo por mi parte lo he estado aplicando desde hace un tiempo, por ti, por mí, por los demás, porque no ganamos nada haciéndonos daño, al final lo único que queda de todo esto solo son cicatrices.
¿Desde cuándo hemos querido que finalice esta batalla? No tengo la menor duda de que muchas veces nuestras intenciones han sido traicionadas por nuestras palabras. Quiero creer que ambos mostraremos una bandera blanca y que estaremos de acuerdo con una declaración de paz.
¿Son estas palabras el reflejo del compromiso que ambos tenemos por lograr el equilibrio que necesitamos? Si tengo que ser yo quien de el primer paso, juro que estoy dispuesto a dar por lo menos cien. 


2 comentarios:

  1. Las palabras pueden herir y salirse de control sin más. Creo que a todos, en un momento de furia, podría sucedernos. Lo importante es darse cuenta del error y tratar de remendarlo (por más difícil que sea). Las palabras que salen como puñales, luego de que están lanzadas, no hay cura que las revierta. Aprender a controlarse es un don del cual muchos carecen.

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  2. Me encanta como escribes. Me he identificado con varias de las publicaciones que has subido. Y esta me gustó muchísimo.

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