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lunes, 26 de marzo de 2012

SE HAN CAÍDO LOS ÁNGELES

Si me río no es porque esté bien. Usualmente trato de mantener la calma a pesar de cómo me pueda sentir, a pesar de esta tormenta, a pesar del sentimiento.

Día a día cierro mis ojos para olvidar lo que me hace daño pero por más que lo intente veo las mañanas sin dormir. No tengo dudas de que esto es algo pasajero y que pronto lograré volver a ser mi propio líder, eso que perdí hace un tiempo después de ser sentenciado ante tus conductas incorrectas.

Si lloro no es porque esté mal. Hoy abro mi alma y me permito drenar un poco más de lo que hasta ahora he dejado salir de mí. Hoy me permito abrir mi alma a quien quiera entrar.

No es la primera vez que me sucede esto...

Si camino no es porque quiera caminar. Pero no debo detenerme y dejar que el tiempo pase a través de mí. He aprendido que la vida son ciclos y siempre hay un nuevo comienzo. Hoy cierro por completo este ciclo e inicio mi nuevo camino.

Te veo y no busco venganza. Se han caído los ángeles y no podrán volar jamás. Te has caído, lo sabes, y el cielo ya no es para ti.

Si respiro es porque no me quiero ahogar. Tomo aire y me permito continuar el trayecto que he venido recorriendo durante mi vida. Y no quiero detenerme nuevamente porque tengo sólo una vida y es muy lejos a dónde quiero llegar.

Pero no es la primera vez que me sucede esto...

Dicen que el sentimiento tras una ruptura se vive tan intensamente como el luto que se guarda por la muerte de un ser querido. Pero entendí que aunque el dolor en ambos casos es inevitable, el sufrimiento es opcional y se sufre hasta que se quiera sufrir.

Si continúo es porque me merezco continuar, sin vacilaciones, sin trabas, sin personas que no me hacen ningún bien.

Me voy, me voy tranquilo sabiendo que dí lo mejor de mí y no me arrepiento, de todo se aprende, de lo bueno y de lo malo.

Si me voy es porque me quiero ir, porque ya no aguanté más, porque no quiero más mentiras ni más engaños. Porque desde hoy no tengo más nada qué ofrecerte.

No es la primera vez que me sucede esto...


lunes, 19 de marzo de 2012

SONREÍR SIN NINGÚN MOTIVO

Estuve manejando sin rumbo por un largo tiempo acompañado por mis pensamientos. No recuerdo el momento en el que puse en marcha mi viaje, tampoco llegué a ninguna parte, sólo rodé y rodé por calles que alguna vez había transitado y por algunas que ni conocía sin importarme nada . Por algunas horas, o quizás algunos minutos viví para mí mismo.

Saber que no llegaría tarde a ninguna parte fue suficiente para sentir una tranquilidad absoluta. Durante un tiempo mantuve el anonimato escondiéndome detrás de unos vidrios oscuros pero necesitaba alimentarme con el viento.

Este escape fue necesario para realizar el sueño que he tratado de cumplir desde hace más de una década.

No tuve necesidad de ver el reloj, no esperé ninguna llamada ni quise ver a nadie en particular. Fue sencillamente un momento que me dediqué para darme cuenta de lo tanto que perdemos el tiempo dedicándoselo a cosas que no valen la pena, cuando hay tantas que dejamos atrás y nos olvidamos que nos regalaban momentos de felicidad.

Fue un viaje en el que no recordé el pasado, no imaginé el futuro, sólo viví el momento y entendí que en ocasiones le dedicamos más tiempo a lo que ya pasó o a lo que no sabemos si pasará, que a lo que está pasando justo en este momento y que es lo que realmente más importa.

Fue un escape necesario que traerá cambios porque comprendí que muchas de mis actitudes han sido prejuicios que he venido arrastrando desde mi niñez y que hoy estoy decidido a transformar.

Fue un paseo, una aventura, una excursión a mi propio ser que me permitió darme cuenta de que hay mucho por qué seguir adelante.

Fue una expedición a un territorio sin explorar que me pareció enormemente interesante y que aún me falta mucho por conocer.

Fue un trayecto que cuando llegó a su final me permitió sonreír sin ningún motivo.



lunes, 12 de marzo de 2012

NADA DE QUÉ ARREPENTIRSE

Mira a tu alrededor. Vuelve a mirar bien y dime qué es lo que observas. Mira un instante a través de mis ojos y te aseguro que no tendrás nada de qué arrepentirte.

Sé que fui vacilante por miedos del pasado que abrumaban mis sentidos y una y otra vez permití perderte, pero realmente me estaba perdiendo a mí mismo. Y no quiero, juro que no quiero dejarte ir más. Hoy declaro el fallecimiento de mis temores. Nada estará fuera de los límites durante esta transición.

Mucho ha sido lo que has cambiado en mi vida desde que reapareciste aquella noche de verano en la que el destino se encargó de reencontrarnos y hacernos vivir lo que tanto queríamos vivir.

Te convertiste en eso que llaman "alma gemela". Contigo sufrí una extensión. Contigo "supe que el rostros de Dios es hermoso".

Detente un momento y respira. Borra todo lo que el pasado pudiera afectarte y armemos nuestra historia con todo aquello que merece la pena. Te aseguro que jamás te arrepentirás.

Dame tu mano, colócala sobre la mía y continuemos caminando juntos, el camino que nos queda es aún muy largo pero estoy seguro que lograremos llegar hasta ese punto al que tanto hemos soñado llegar.

Sé que ha habido personas ajenas a todo esto esperando una oportunidad y "aunque sepamos que hay alguien esperando esa oportunidad, los seres humanos siempre nos vamos por lo complicado, que significa lo que realmente queremos, no importa qué". Sólo queda de nosotros mismos elegir la opción correcta.

El tiempo me ha enseñado que la persona que logre adentrarse en el alma es por la que verdaderamente merece la pena luchar el resto de la vida.

Escucha el sonido de mi alma, aunque parezca imperceptible. Escucha nuevamente lo que tanto te ha estado gritando. Te juro que no habrá nada de qué arrepentirse.


miércoles, 7 de marzo de 2012

GRAN DISONANCIA

Hablaste con la ira característica de cuando un ser humano pierde el control pero tus palabras no hirieron lo suficiente porque sé que en el fondo no se puede albergar tanto rencor cuando existe una historia que aún no termina aunque tomemos caminos tan distintos, separados por mares.

Esto no fue un juego de tontos aunque hoy en día nos comportemos como tal. 

La locura de quien ve perdiendo eso que tanto anhelaba se apoderó de nuestras conductas, de nuestro equilibrio.

Tal vez esto sea un adiós, un hasta luego o un hasta siempre; no seré yo quien decidirá sobre un futuro incierto; no serás tú quien decidirá el futuro de lo que ahora no tiene ni presente...

Perdona si me detengo en este momento pero la mirada se me ha perdido en recuerdos y no logro concentrar mis ideas y de vez en cuando no logro ver bien porque los ojos se me llenan de lágrimas.

Pudiera ver esto como un momento de oscuridad porque se me hace imposible ver la luz al final de este túnel por el que transito. Pudiera ver esto como se escucha una música ruidosa y tormentosa... una gran disonancia. Pudiera creer que ya no tengo más por qué luchar. Lo cierto es que tengo fuerzas aún  para seguir caminando a pesar de ese túnel sin luces, a pesar de ese ruido en mi mente, a pesar de tener las manos atadas.

Sé que no querrás saber de mí y lo voy a respetar tanto así que algún día podrías dudar si me conoces... no es soberbia, es respeto a tu decisión.

Hoy sin querer y sin saber por qué me despido. Te digo un adiós, un hasta luego o un hasta siempre, creo que esta última es la que mi alma realmente grita.

En medio de esta gran disonancia, con el alma y la mente atormentados, o algo parecido, cerraré mis ojos, respiraré profundo, secaré esas lagrimas que corren por mi rostro, secaré esas lágrimas que mi imaginación dibuja en tus ojos y continuaré mi camino de la misma manera que lo he hecho en otras ocasiones.

Aún tengo fuerzas para continuar, o eso quiero creer...